Edgar De La Cruz Rosfel

EL MAR DE TU SILENCIO

Estoy moribundo

nadando en la cadencia de tu tranquila huída,

respirando viento fresco del pasado

es tu sudor de sal de vida

esa angustia perdida,

del ensamble de un perfume amado.

 

Es mi duda una estrella

que se asoma y parte,

el misterioso horizonte de tu espalda,

vaivén de recuerdos

es la profundidad de tu alma,

voy a ella sin quererlo,

en espacio vacío

del remolino que guardas.

 

Me adentro pues,

a la más honda oscuridad de tu existencia,

éter enervante de mis penas y alegrías,

ondas de deseo renacen en mi desgastada barca,

profunda soledad

es la tempestad que se avecina,

rayos que calcinan

hasta el más sincero despertar de los suspiros 

son la dignidad de lo prohibido;

y antes de escribir mi nombre

en el corazón de perlas de tu ombligo,

un fuerte oleaje de prejuicios me revuelca,

me saca hasta orilla,

no soy más entonces,

que el arrojo putrefacto de tus labios mudos

que me estrellan en las rocas de tus muslos fríos.

 

¿Tan peligroso es nadar en el mar de tu silencio?