El inquilino sigilosamente
dulcísimamente en mi habitación
se hospeda.
Llueve afuera, las ranas
saltan entre los charcos.
Escuchas el susurro líquido
del palpar de la rosa y la palmera...
Estoy en ti, entre tus manos
soy barro avenida a tus formas
a las formas de tu fiebre.
Soy un ave caído
sometido por un vértigo
y no quiero volar,
déjame cautiva
mecida en tu mar.
Con el quejido enlutado
y la luna que se abre
derramandome miel de amor,
llega la alborada rosa
avistando nuestras pieles
siendo una
Siendo mío
siendo tuya
Tan tuya...
Ayeres
4/5/18