La fría escollera
las olas que rugen,
un joven suicida
que mira sin ver,
la bolsa fluctuante
que sube y baja,
lo hundió cual plomada
y le tocó...perder.
Él creyó a ciegas
ser un intocable,
sobraba el dinero
y el jolgorio también,
más la vida altiva
que no tiene dueño,
lo puso en la vía
al paso...del tren.
Pisoteó al más débil
en pos de sus logros,
las reglas del juego
las ponía él,
su dinero compraba
amor y obsecuencia,
más todo es tan frágil
como un barco...de papel,
Pero hay milagros
Y a veces se muestran,
De la mano de alguien
Cual Dios celestial,
El sucio pordiosero
Le gritó en la cara,
La muerte es mentira
La vida…es verdad.
Lo miró asombrado
Sin sabor siquiera,
Que estaba pasando
Ni quién era ese ser,
Envuelto en un halo
De una paz inmensa,
Y se olvidó entonces
lo que iba ...a hacer.
Quien lo hubiera dicho
que él tan poderoso,
iría a hacerle caso
a un ser tan singular,
como un padre sabio
le dijo al muchacho,
la vida es cual madre
que nos enseña...a amar.
Boris Gold (simplemente...un poeta)