Me has enseñado,
como amar al viento,
que pasa junto a ti,
en la brisa calma,
que bruñe tus mejillas,
dádiva para mis besos,
en un regazo de rosas.
Me has enseñado,
como amar al viento,
en su furia ansiosa,
que enreda tus cabellos,
y regala a mis dedos,
un campo cuajado,
de trigo y amapolas.
Me has enseñado,
como amar la lluvia,
mansa y fina,
que moja tus hombros,
resbalando por tu piel,
buscando el mármol,
de tu pecho de luna.
Me has enseñado,
como amar la lluvia,
salvaje e iracunda,
resbalando traviesa,
debajo de tu ombligo,
buscando la ánfora,
donde colmar mi deseo.
Me has enseñado,
como amar la lluvia,
a veces mansa,
a veces brava.
Me has enseñado,
como amar el viento,
a veces leve brisa,
a veces corcel furioso.
Y lo aprendí,
en tu arrullo de mariposa,
en tu salvaje codicia,
cada vez que nos amamos,
a veces tierno,
a veces salvaje.
a.rodríguez.