¡Un milagro señor! he podido ver
bajo esta mañana clara y sombría,
donde al fin el alba ha besado al día
y ha nacido, un colorido amanecer.
¡Un milagro señor! he visto crecer,
en esta dura e inmensa agonía,
nació un sol de su mirada y la mía
y pintó de luces el atardecer.
Arboles agitan, blondos ramales
y se espigan; las aves señoriales,
(De salvajes plumones su cimera).
¡Un milagro señor! la primavera,
ya destrenzó su blonda cabellera,
(pintando arcoíris en los cristales).