Habitando la consciencia, directa
De lo efímero en instantes, eternos
En disputarse la posibilidad, incierta
De volver adelante sino en el recuerdo
¿Es que acaso habitamos el presente?
¿Lo sabemos a ciencia cierta, la validez
De la ciencia? ¿la razón no es un vasto señuelo
De una cosmogonía paralela al mundo? Pero
No jamás de lo irreal colindante ¿Lógica irrefutable
De la ley de no contra dicción? ¿Como saber
Si uno no va habitando el mundo de las ideas?
Lo real es siempre otra cosa, lo inidéntico
Un sueño dicen los poetas, quisieran
Reventar la linealidad presente con los cristales
Ocupados en abrirse el pensamiento sangriento del insopor
Estable, embriagador descentralizarse, sacar
Sé lo inoportuno -del discurso- del ser o estar;
Vivir afuera: morir afuera: soñar afuera
Ya que vamos por vez última
En el aquí y ahora o por primera
Vez en cualquier parte, uno jamás
Vuelve, siempre va, siempre a aquello
Tan conocido como los huesos y tan
Enigmático como es el alma, ninguno puede
Conocerse mejor a sí que su semejante, llueve
Luz, hay ruido en el pensamiento e interferencia
En la onda que la luz devela, destaca en contraparte
Sombras, somos, habitando brumosos lugares
Indistinguibles del tiempo en el cual fue adherido
Uno y los lugares, las palabras y el recuerdo
Anverso y sello, cara y reverso, moneda
Circular y Aleph, estrella, polvo y destello
Nos fundamentamos en bellos momentos
Que ya no existen, sin la evidencia de ser
Conjugados o invocados profanamente, avanzamos
En creer que avamos habiendo estado suspendidos
En el vacío; Todo el tiempo que no hubo, en el vacío
O en su inestable repitencia, habitando la consciencia
Directa, enigmático como el alma ni uno puede
Conocerse en su semejante mejor a que así, llueve
Hay luz que ama y divina hiere, en el pensamiento
Una intermitente y titilante, turbia, transparencia