Señora de mis pecados
que soñando los tuviera
bajo una manta blanca
que sus manos la tejieran.
No quiero decir el gozo
que sonriendo lo sintiera,
cuando sus suaves manos
mi cuerpo lo recorrieran
y erizaran mis cabellos
en plena noche serena,
la alegría de mis poros
no creo que alguien la tuviera.
escalando bellos montes
tan suave que los sintiera.
El regocijo de mi alma
cualquiera se lo quisiera
para seguir pecando
en la fuente de su pureza.