Cuando escribo tu nombre en anagrama
me resulta lo mismo que corrrecto,
en sus signos se lee lo perfecto
y mi pecho lo grita y lo proclama.
Es magnífico, regio pentagrama,
el sonido que tiene es muy dilecto,
y me causa en el alma tal efecto
que al oírlo florece grande flama.
Hasta el cielo se eleva mi suspiro
y nostálgico el ansia me consume,
repitiendo tu nombre yo deliro
evitando su arpegio se difume,
y me duermo, y sus notas yo respiro
pues me sirve de etílico perfume.!
Autor: Aníbal Rodríguez.