Entre el surco de tu cuerpo blanco
bajo el instinto que tiembla de calor
mojo con mis labios tu existencia como el llanto
y de apoco me alimento en tu dolor
Cultivo con los labios en tu pecho flores de cal
en el éxtasis supremo de todos los sentidos
de romper entre tus piernas suaves telas de cristal
y quedar tu virgen cuerpo a mi cama adherido
Y en el silencio cada uno de tus gritos
(Fieles soldados que han estado dormidos)
convocados al cansancio nocturno de mi ser
como la dulce desnudes de tu piel
cuando tu delirio en mis manos llegue a florecer
y se acostumbre mi lengua de tu vientre la miel
Mi ansia anida en ti como océano completo
surcando por el salvaje rincón de tu secreto
devolviéndote en las mañanas vencida
acumulando en las venas tu místico olor
como la espuma entre las olas encallecidas
desgatando con mi saliva la línea de tu sudor
Y cuando derrame el rayo blanco de mi esencia
en tu nido trepara un torrente de claridad
que devore furtivamente algún vestigio de inocencia
y derrumbe las paredes de la castidad.