Este es un grito de mujer desesperada,
despertando desde mi garganta,
arrancando la esperanza,
abofeteando la calma,
envenenando las llagas...
¡No quiero más!
¡No! ¡Nada más!
Apaguen el sol,
tallen una cruz,
pulvericen la tierra,
abran un abismo
y sumérjanme en él,
para ahogarme en el olvido
y no volver a creer
en fabulosas historias
de principios miserables
y de finales felices.
Lágrimas se retuercen
sobre el firme firmamento
de pletóricas mentiras
que se esparcen por el recuerdo...
las que en pretéritos momentos
apaciguaron las dudas
y hoy son alimento
para un dolor que supura miedo...