Mi cariño celeste tan amado
cuando cada mañana me despierta,
me recuerda la Venus descubierta
que cubre su cabello venerado.
Con la gracia de Dios, esperanzado,
llevaré mi visión hasta su puerta.
Si quita su sostén, me desconcierta,
deja ver su pezón tan delicado.
Quisiera conquistar con alegría
a Marían, hermosa compañera,
que su vida, será la vida mía.
Elocuente razón es la poesía,
a los versos entrego mi quimera,
cual dichoso mester de clerecía.
Claudio Batisti