Hoy, casi sin querer...
escuché una agudo grito
del pasado,
mi alma desbocada...
de pájaro y de tormenta,
se paseaba
apenas lacerada
de puñales...
en el arco desaconsejado
del crepúsculo,
allá donde el silencio
entre pálidos
poemas...
se nos anuda de zozobra,
entre abedules
de nácar...
a veces desgastados
de lirio
entristecido,
en la copa...
desamortizada
de la vida.