\"No siento ganas de tu cuerpo más bien quisiera robarme tu alma porque es tal el deseo que sólo querer tu tez sería beber un vino sin saborearlo.
Quiero ver directo a tus ojos pero cuando me cruzas tu mirada, la timidez me hace bajar la vista, esa ternura escondiendo un salvajismo muy propio de ti (he vivido suficiente para aseverar sin vacilación).
Y ni hablo de las líneas que forman tu cintura, sin que te des cuenta, imagino que trazo mis palmas hasta el inicio de tus nalgas, me da una sensación extraña, esa de ladronzuelo, del que quiere adueñarse de lo ajeno aunque sea pecado y castigado, una adicción por tocar lo que no es mío.
Mis manos se inquietan por querer abrazar las tuyas, palpar esa suave corteza donde mis labios añoran dejar una humedad tibia y casi reverenciar tu belleza.
Vi al sol darle brillo a tu piel y, con miedo a ser descubierto, pude observar el sudor en tu escote, esas gotas escabulléndose en tus pechos como si huyeran de mi vista.
Esa bebida causó estragos en mí, ese toque dulce que empapaba mi boca quise mezclarlo con el calor de tu aliento pero yo mismo me detenía, sabía que era muy \"pronto\" para siquiera decirlo.
Entre cielos soleados, whiskies y pláticas llegó la noche y el licor siempre acompañando mis pensares, lo único fiel que puedo ofrecerte... mis palabras, son tan reales como mis sentimientos, literaciones y aficiones se resumen en tu imagen, la que vuela en mi mente una y otra vez... \"