Jose Luis Posa Lozano

LA MORADA DE EROS

 

 

Se hizo el silencio y se adueñó de todo

no se escuchaban siquiera los suspiros

tu cuerpo levitaba entre mis brazos

tu alma se elevaba al infinito.

 

Desplegaste las alas, y en un soplo

planeaste por todo el universo,

el espacio y el tiempo enmudecieron

admirando tu vuelo boquiabiertos.

 

Me asomé a las ventanas de tus ojos

y era dios quien por ellas me miraba,

el amor infinito que tu alma

con su manto de estrellas me alumbraba.

 

Y sentí que escapaba de este mundo

más allá de planetas y galaxias

hacia un éxtasis de sexo, amor y fuego

donde Eros oculta su morada.