Lluvia de
otoño,
que moja
tu piel,
y acaricia
tu alma,
es agua
mansa,
cristalina
como tu
conciencia,
y tus deseos,
no sé si
te trae
recuerdos,
o te alejan,
pero es agua
sabia,
para refrescar
tu memoria,
no necesita
paraguas
tu corazón,
es lluvia de amor,
y como dice el refrán,
el agua es
para las flores,
y tú eres una flor.
Víctor Bustos Solavagione