Como barco a la deriva
se perdieron
los mejores años de su vida,
sin rumbo, sin destino,
sin puerto, ni camino.
Y fueron tantos
los sueños prohíbidos,
innumerables
las ilusiones marchitas,
vagos los buenos recuerdos,
indelebles las heridas.
No existió lumbrera
que indicase el camino,
fue una quimera
la ilusión de ser prodigio,
no hubo quien fuera
de su pena, el alivio.
Y se apagó su alma
se marchitó en el olvido...©