Tenías un brillo que me iluminaba, despertabas en mi todos los sentidos que jamás logré con alguien más, contigo me sentía enamorada, viva, brillante. Aunque a veces tuviéramos nuestras subidas y bajadas, te quería, cuanto te quería, pero ¿Qué estoy diciendo? Si vamos a seguir escribiendo la verdad, todavía te quiero y cuanto te quiero.
Te quiero tanto, pero me duele quedarme, me duele quedarme porque tienes un amor reseco y frío, un amor que me humilla y me hace lagrimear, un amor que me hace pensar si debo quedarme o debo marchar y ningún amor tiene que dudar, pero el tuyo es así. Un día me engañas con caricias, con palabras al otro día eres distante y opaco. Siento que si me quedo a tu lado me costará olvidarte, porque el olvido será cada vez más pesado, más triste, menos llevadero.
Pero te quiero tanto, ¿quién me entiende? Te quiero aunque duelas, aunque brilles, aunque tu amor me haga dudar. Te quiero, esa es la verdad, cuantas veces lo dije, pero algo más tengo que confesarte, aunque suene narcisista, aunque suene egoísta, aunque suene a tantas cosas, quiero decirte que más me quiero a mi, y ya no importa si eres seco, frío, dulce, amable o distante, ya no importa si me quieres en primavera y en otoño me desechas, ya no importa, porque se que aunque te quiero, también me quiero y por eso me marchare, para quererme aún más de lo que puedo.