Yo sí sé lo que me dices
cuando pasas por mi lado
con tu ritmo de caderas,
sabiamente calculado.
He mirado el movimiento
cuando cruzas por el frente
de la casa donde habito
solitario y al garete.
Ya conozco lo que escondes
en tus piernas: una cosa
para mí que estoy ansioso,
tibia y húmeda. Olorosa.
Dime sí que ya estoy listo,
con un no me matarías.
No hagas noches de mis días
ni me trates como a Cristo.