¿Que vió Picásso, ese niño
eterno, en el toro de Guerníca
o en el toro que sufre con
la pica? No vió que el toro
vivía y vive en un infierno, una
vez más Francia sirvió de asilo
a nuestras glorias, aquí se
quedaron venerables escorias,
que en las arenas, ellos con
un puro y ellas con mantillas,
gritaban,!Al bicho dale duro!
y ellas sonríen pero no chillan,
ya se acabó la corrida, los tendíos
se quedaron en silencio, hasta
el próximo festejo, para los toros
es duro el precio, los arrancaron
del campo, los destetáron de sus
madres a los pocos meses, y sus
criadores dicen que ya vivieron bien,
demasiado bien para ser unas reses,
ahora embestirá a un trapo rojo, el
pueblo que te llama !Bicho! sin sonrojo,
una vez más volverá a casa como si
viniera del circo sangriento, todo será
alegría, ya nadie recuerda el último
bramído, que era el último lamento.