Abiertas están las puertas del pecado ante mí.
Delicadamente aprecio en el pavimento:
llamas de fuego que se tiñen
con un color rojizo grisáceo,
que es mi sangre.
Las luces del infinito cielo prometido,
se pueden ir agotando;
...caen hilos negros del firmamento,
son promesas de los que dicen ser los mensajeros,
tan sólo con un roce ligero
o con un sólo soplo,
que surge del estrecho ángulo en el que me encuentro;
desplomarse pueden,
los lamentos inócuos de la tan adorable fé.
...y pues, bien lo dicho...esto se ha hecho.
a concluido el tiempo.
Mezclándose se encuentran los destellos del edén,
fundidos ahora están, los pecados maltrechos,
víctimas de ellos:
Los actores de este cuadro malvado.