¿Nunca indagaste, querida mía,
Acerca de nuestra distancia no visual?
Pues es esa, la que realmente nos separa
La que nos impide, juntos volver a estar
Esa sensación de impotencia, de desilusión
El hecho de que aunque estemos lado a lado
No logremos llegar a una apacible conclusión
Sea para deshacernos del odio, sea para desestimar el amor
Aún así, de un instante a otro,
Llegas tú, o voy yo, con expresión de cariño
Como si nada pasara, como si todo fuera perfecto
Como si la cólera o el llanto, no fueran en absoluto ciertos
Nuestros labios se arriman como desesperados
Tal vez, para acallar otro pleito desenfrenado
Tal vez, por la pasión que se desataba,
Para intentar ocultar, el temor que nos provocaba
El miedo, a que mi pecho no vuelva a sostener tu cabeza
A que tus dedos, no se deslicen suavemente en mi cabellera
A que mis oídos, no vuelvan a escuchar tu voz melodiosa
A que tus palabras, no vuelvan a dedicarme una bella prosa
Pero la emoción nos paraliza, no nos deja actuar
Yo me quedo quieto, tú me besas en el lugar
Tú me miras suplicante, esperas que todo cambie
Yo no te devuelvo la mirada, no quiero seguir engañándote...