Se siente el quejido de mis vértebras,
su voz es lastimera, llega a la médula.
El claustro de mi boca rompe en llanto,
has dejado a sus labios con la pena y la quimera
del fruto de los tuyos.
El milagro de tu pupila es ruiseñor,
canto de la noche,
de aquella esquina que ni tú conoces,
ni yo he visto,
más paciente espera
nuestro sublime encuentro.
Has de venir a entibiar
la urbe en que habito,
la que hoy es hielo,
la que su escarcha
cubre mis rodillas haciendo lento mi paso.
Solo el beso que aún no posas en mi boca,
el de las seis de de la mañana,
el de las dos de la tarde,
y aquel que falta cuando el sol cierra su persiana,
logrará hacer primavera en mi universo.
LoreCruz
Madrigal de Luna
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Colombia-2018