En cada desfile anual
los pechos lucen medallas
obtenidas con metralla
para lucirlas genial.
El valor por entendido
debe glorificar a sus dueños
muchos de ellos en sus sueños
serán trofeos vomitivo.
El estado los provee
de las armas necesarias
respetando las vidas diarias
en los reglamentos se lee.
Siempre manda la jerarquía
y los demás obedecen
si estos últimos decrecen
se les fusila en el día.
La valentía les sobra
amparados en los fusiles
sean unos pocos o miles
el reclamo siempre zozobra.
No se distinguen edades
niños mujeres ancianos
todos tomados de las manos
moriran por cantidades.
Las armadas fuerzas totales
han de acallar voluntades
para lucir virtualidades
tras el paso de criminales.
Que pensara aquel
al limpiar esas medallas
si se ganaron con la metralla
con el distintivo de cruel.
Y luciran en la plaza
coronas de valentías
esas que obtuvieron un día
matando hermanos en la caza.
y que dijieron los mandamases
la orden no la he dado
porque alguien equivocado
se fueron con los demases.
Y el demagogo no faltara
en la tribuna triunfal
fue una guerra fatal
que la suerte no la evitara.