Los cromos que nos faltan son los que deseamos.
Son esos cromos faltantes los que pretendemos.
En otras manos están los cromos que queremos
y son esos los cromos que de menos echamos.
Ajenos son los cromos que tanto deseamos
y ya, hasta conseguirlos, no hemos de detenernos,
mas, si los conseguimos, no van a complacernos,
no han de satisfacernos tal como imaginamos,
aunque, si los perdemos, de menos los echamos,
otros cromos distintos, si no, pronto querremos,
otros cromos ajenos, de otro modo, buscamos;
la novedad buscamos en esos otros cromos,
por eso los buscamos, por eso los queremos;
extraño pero cierto, así ciertamente somos.
© Xabier Abando, 10/04/2018