No sé en qué momento comenzaste a dolerme,
no sé en que momento, el amor se convirtió en dolor;
cuando fue que mis manos comenzaron a sangrar
a causa de tu piel, a causa de las caricias prodigadas con tanto afecto.
En que momento mis labios se resecaron
a causa de la miel de tus besos
esos besos tuyos cargados de vino fino
que causaban tal embriaguez y embeleso.
No se cuando fue el momento exacto
en que mi alma vació mi cuerpo y se fue en busca del tuyo
para fundirse en una sola alma con la tuya.
No...! No sé como tanto amor puede hacer tanto mal
ni causar tantas noches de insomnio
preguntándole a la luna la causa de tanta pena,
de tanta angustia que carcome hasta los huesos
paseándome por los infiernos
haciéndome padecer torturas indecibles.
No me explico y no entiendo...
como el amor se puede volver una daga que lacera
no solo la mente sino también la carne
causando llagas sangrantes
pútridas e infectas.
No sé en que momento el amor comenzó a hacer tanto daño...
quizá fue desde el principio, cuando él dijo:
- Te presento a mi esposa; querida, te presento a un amigo...
-. Par
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11042018