Por escalas de estrellas y luceros,
me pierdo en el edén de tu mirada,
buscando en tus pupilas consteladas,
la mágica respuesta de un “te quiero”.
Con toda la pasión con que te espero,
en cada noche y cada madrugada,
puede incendiarse mi alma enamorada,
cuando estoy en tus ojos prisionero.
No me dejes vivir en la agonía,
de soñar cada noche que eres mía,
y despertar al alba sin tenerte...
Permite que la fiebre de mis besos,
se haga llama en tu cuerpo, en el exceso
de la gloria infinita de quererte…