Cortejo que vistes de brisa
haz estremecer en tus brazos,
torbellino que llevas prisa
de aterciopelados regazos,
excitan al gemir tu estilo.
Vagabundo vas al estambre
cuando cascas el suave pistilo,
derramando encinta la flor
es cómplice siempre el enjambre,
del fuerte y fértil remolino.
Pariendo con mucho dolor,
hijos del pecado divino.