Por qué sigo aquí cuando las caricias se han vuelto tenebrosas medusas
y el brillo del sol más parece un canto melancólico de un triste alcohólico, que una imponente sinfonía de Mozart, que con su luz armonisa el entorno.
Por qué sigo aquí si el asombro se escondió detrás de una ventana negra, por qué mis ojos melancólicos se cansaron de ver el mismo cinismo pasearse y divertirse por esta ciudad de cadenas pesadas, y mis oídos se embrutecieron de escuchar la misma canción aburrida, entonada por esos ruiseñores oscuros y torpes.
Sigo aquí en este pantano porque a pesar de tanta negra melancolía y maldad solapada, no me han podido doblegar, porque creo en mis Águilas, tengo el corazón verde, y este pantano no es oscuro si no verde porque yo así lo he hecho.