Suavemente volabas,
entremezclada por nubes blancas.
Las hojas de azahar
te rozaban, el pelo suelto al viento.
Tus manos, iban cubiertas,
con el brillo de un satén blanco.
Te guiaba un cometa
cuyo caudal se extinguía
tras la polvareda de la plata,
que iban regando los astros.
Volabas hacia los jardines
del prado de los ruiseñores
que estaban cubiertos,
por limpias corrientes
de agua perfumada.
Derramabas ternura
Viéndote sobre el campo florido
Hay días que el caminar es lento
Pero hoy soy feliz, soy feliz
sin detener mas el tiempo.
P.M Pedro Monroy Gemio