Annetta estaba sentada
esperando
en un desesperado
ir y venir
del péndulo
ya habían tocado la media hora
tanto hacia que esperaba
en la sala de esa estación
pueblerina
de La Crocetta.
Se había levantado
con las primeras luces del día
preparado la pequeña valija
con unas pocas prendas
todo lo que tenía.
Salió apurada
por los senderos
hasta la estación.
Su corazón
se remontaba
con los pájaros
que rasantes
alborotaban
sus propios vuelos.
A medio camino
se cruza con Pedro
que sentado al costado del carro
le pregunta
– Annetta adónde vas –
…..
Ella girando sus pasos
le contesta
__ A Roma, con Carlo __
Pedro, siguió el camino
diciendo algo
que ella no entendió.
Nuevamente las campanadas
dan la hora.
El tren está llegando
ella mira a los lados
del andén
sin encontrar
a Carlo.
Annetta toma su valija
y levantando la barbilla
pide un boleto
para Roma.