Hoy ofendí a la palabra
la maldije como nunca antes
pisotee sus letras una por una
y desterré su cuerpo bajo un puente roto,
porque ella no fue suficiente
no se enrosco lo suficiente en su mirada
para quitarle ese sosiego macabro
y devolverle el foco a esta vida,
porque fue incapaz de colocar una almohada
allá en las filosas rocas
donde su mente lo habia arrinconado,
pero por sobretodo, porque jamás pudieron cargar
con todo el arrepentimiento
que mis lágrimas chorreaban al verte.
Lo cierto es que nunca creí,
pensé que tu alma estaba atada
que de aqui no se movería
y de pronto abrirías esos ojos brillosos
caminarías por sobre un cementerio
solo para ver como descansaban tus cadenas,
y de verde coronarías tus horas
pero ¿qué ha pasado?
dicen que al desierto le pediste cobijo
te atrapo su sutil y delicada nada
aceptando tu miseria tal y como era
y así de fácil te perdiste en él,
hoy no sabes cómo el mundo llora tu ida,
como el sol ha pasado bloqueado, avergonzado
por su complot involuntario en tu desdicha
y el largo desierto sonrie
pues tiene a otro fantasma como amigo,
mi amigo.