Adrian VeMo

Han venido por mí

 

 

Ha venido por mí

una muchedumbre fémina

subersivamente uniformadas;

juntas sus miradas son un archipiélago de hielo.

Han venido

a ensuciarme la paz de alquiler

a sacarme los huesos por los ojos

a matar el pájaro que canta en mis rodillas

a disparar sus flechas de pólvora.

Han venido

a odiar las sombras fálicas

a ponerse delante del sexo un fusil,

duermen tempanos en sus sexos,

lubrican veneno.

Por sus vellos púbicos

se desliza un ofidio a sorber la miel apacible.

Abortan al irisado duende de sus pechos

suben a sus yeguas y ahí

se sacan la raíz de la razón.

 

He corrido

y caí por ver

a una sirena peinarse en un charco de lluvia

en mi frente resonaba su brillo virgen y falaz,

quedé ciego

por esa irradiación de su cuerpo ilusorio;

Quise ser tragado por una luz invisible

aunque me deje invidente

o por algo que me encienda el corazón.

He caído

y el redoble de una campana extranjera

sostiene mi vida

cada musitar

cada golpe estrepitoso

vuelven a temblar mis latidos

por entrar en ese hocico de metal.

Quedo sordo

cuando me consumen sus fauces sonoras y grises.

 

Han venido por mí

las damiselas dantescas

pasa por las nubes su ejército rojo.

Hirieron al infante desconocido que tuve

dejaron terror en ventanas, en muros,

me enseñaron los garfios de sus bombas

a la hora que quise despertar.