El alma del poeta es el velero
que lleva las banderas del ensueño
y deja con sus rimas el diseño
de un mundo mas hermoso y mas sincero.
De amor y de bondad es el arriero
que siempre va cargado de esperanza,
sus letras van bordadas con templanza
y flamas que iluminan el camino
de aquellos que han perdido su destino
y sufren en su cruel desesperanza.
Las playas de su numen son los puertos
que abrigan las ideas mas sublimes,
el canta cuando tú tan triste gimes
tratando levantar tus sueños muertos,
en rosales convierte los desiertos
regando su preciosa melodía,
construye con su pluma la armonía
preñada de magnífico estoicismo,
y cada pincelada de lirismo
es nardo que perfuma tu agonía.
Sus versos prodigiosos son los remos
que impulsan de los hombres su ternura,
repletos van de luz tan blanca y pura
que muestra con fervor que bien podemos
vencer los vendavales que encontremos
si juntos estrechamos nuestras manos,
si todos nos tratamos como hermanos
venciendo la arrogancia y vanidad,
que quitan con sus actos la piedad
y vuelve bestia fiera a los humanos.
Sabemos que las almas bondadosas
nos vienen cual regalo de Natura,
que nuestro corazón también fulgura
sin dioses y sin reglas misteriosas,
que no se necesitan tales cosas
que dicen que nos vuelven generosos;
poetas son los bardos valerosos
que ofrecen de sus péndolas destellos,
con dardos libertarios, nobles, bellos,
llevando sus protestas, tan gloriosos.
Autor: Aníbal Rodríguez.