El mundo te penetra, mi espíritu se abisma
Y hallo en ti cuanto debe tener la eternidad.
La noche se prolonga más allá de sí misma,
Más allá de tu cuerpo, de nuestra intimidad.
No creo en ningún Dios porque si hubiera alguno
Que te hubiese creado te querría para él,
Pero ahora estás conmigo y no estamos ninguno
Y la noche y el mundo nos caben en la piel.
A nadie le decimos cuanto sucede en tanto
Que incendiamos la noche y el mundo en su total.
Déjame confesarte que me ahuyentas el llanto
Cuando descubro claro tu vientre de cristal.