Cuando te conocí...
mis ojos bebieron tu maravillosa transparencia
mis manos y mis labios también palpitaron día tras día
indescriptibles paraísos puros, ciertos y fulgentes
Ni truenos ni relámpagos
ni sequías ni desvelos
ni la baba de las tempestades más insulsas
pudieron trastocar tanto sentimiento verdaderamente
arrullado y compartido
Fueron tiempos increíbles
donde cada beso se elevaba majestuoso
y donde los firmamentos que nos envolvían
siempre fueron más dulces que la miga de cualquier pan
y más sustanciosos que el abrazo de cualquier cándido delirio
Pero hoy aquí ( arrodillado frente a ti )
mirando tu silencio absurdo y frío
en medio de este camposanto triste, lacónico... inerte
vine a decirte... que me llueve siempre todo el cuerpo
que me agobia y que me sangra esta vida que no es vida
vine a decirte que al irte... te llevaste todo lo mío
dejándome también de todo... y para todo ausente
y desesperadamente herido