¿Qué sería de ti, Padre de mi alma si tu corazón, ¿aun latiera?
Estarías sonriendo por tu Añora, con tus hijos, Mujer y nietos
Retirado del trabajo, posado solo en el descanso y tus partidas
Que tanto llenaba tú tiempo, de descanso y tus mejores ocios…
¡Corazón que ocupaste, en el cuerpo de mí Padre, vuelve a latir!
Y que vuelva tu alma a la tierra y tú, conduciendo el autobús
Con la sonrisa a flor de piel, contando anécdotas de tu, existir
Miles de pasajeros, aun recuerdan tu manera, de llevar el bus…
Haciendo de las sendas paradas, sin importarte, las señaladas
Porque eras tan bueno Papá, que te ganabas a las gentes
Con tus maneras de ser, en las alegrías y en tus buenas, andadas
Caminando con la verdad de Modesto, un conductor inteligente…
Que hacías de tu trabajo, un serio y risueño, al mismo tiempo
Ya que tu filosofía era, las buenas acciones y sentidas, emociones
Que te hacían cantar, con el grito de la alegría muy desmesurada,
Cuando cantando Granada, salían mil gritos de tus sensaciones…
Emocionándote y al mismo tiempo, haciendo vibrar a tus viajeros
Recuerdos tengo yo de ti, Padre de mi ser, de mil horas soñadas
En donde tu corazón latía y tú alma, alimentaba a tus pasajeros
Del transporte, en tu vida, aún recuerdan á Modesto y sus paradas.
¿Sí tu corazón aun latiera? ¡Tendrías noventa y un años este 16 de abril! ¡Y estarías paseando por tu Añora y echando tus partidas, Papá!
Modesto Ruiz Martínez / 14/04/2018