Aprovecho la ocasión
de estar hoy todos reunidos:
Nos dejaste sorprendidos
por tu entereza total.
Quiero aprovechar también
para hacer una alabanza
por tu admirable templanza
que nos incita emoción.
Con actitud circunspecta
y singular fortaleza,
afrontaste con grandeza
tu penosa enfermedad .
Apacible, resiliente,
con sublime confianza,
te sometes a ultranza
a esa terapia infernal .
Por ello hoy, aquí y ahora,
digo que de las mujeres,
por tu conllevancia eres
realmente excepcional.
. . .