Hidalgo Caballero M.

LA SIRENA.

 

Y dijo el marino a la sirena:

¿no te cansas de estar húmeda

arrastrar esta gran cola

y no pisar nunca la tierra?

 

Y tú, ¿no te cansas de pescar

en esos mares de Dios

aguantando este calor

y las tormentas de la mar?

 

Mi humedad es placentera

y mi cola es una gracia

para evitar tentaciones

de otros dioses y otros mares.

 

Dicen que eres perversa

que siempre estás al acecho

y robas marinos valientes

sin piedad y sin clemencia.

 

Esto son las malas lenguas

tan comunes en la mar,

los marinos que yo robo

encuentran la libertad.

 

Te han informado muy mal,

necesitas una sirena

que te cuide y te enamore

con encantos de coral.

 

Deja tu duro trabajo

y abraza  tu buena nueva

sin engaños ni maldad

y encuentra la felicidad.

 

Lo pensaré vida mía

y el próximo día de mar

responderé a tu demanda

después de mucho pensar.