Las rosas y las flores,
Las casas, los colores,
Los cantos, los albores,
La panza y los dolores.
El frío desde el río,
La cuna que se acuna,
El burro que te aburre,
La zanja, la alcancía,
La panza tan vacía,
Las muelas de la encía.
El cielo en pedacitos,
Las manos y el ombligo,
Las horas que se acuestan
Te acosan, te despiertan
Y se levantan locas.
El perro en la azotea,
Los berros, las cebollas,
Manjares y pantanos
Tomados de la mano
Tan grandes, tan lozanos.
Los gatos con la cría,
La rubia de la esquina,
La torta maravilla,
La cara, las costillas.
El corazón en la mano,
Torcido y retorcido,
El poeta en un sueño,
Las horas que se encuentran,
Los tréboles sin hojas,
Sin flores ni paciencia.
La luna sin su sombra,
El sol sin su reflejo.
Pedacitos chicos
De ilusiones muertas
Cubiertas de rocío
En el pasto mojado.
Agujero oscuro
Lleno de nostalgias
Que cantan sin sentido
Y entran en la panza
Sonora y soñolienta.
Cabezas de arañitas
Que te muerden abajo y
Te dejan despierta.
Recuerdos que se apilan
Buscándote en la cama,
Jugándole a las horas,
Los segundos, la nada.
La trasnochada eufórica,
Los alaridos, la boca,
La sección en la noche,
La despertada ufana
Y el paso de los coches
Por la avenida ufana.