Ya no ríe la mañana
cercada está de tristeza,
ni el sol despliega su cálida luz.
Acecha la tiniebla
inundándolo todo
de negro espesor.
Las risas de tus niños
no transítan sus calles
sus ojos no ven el cielo azul de la mañana.
Una procesión de penurias inhumanas
arrastra el cotidiano vivir
entre la destrucción.
Ya no florecen las rosas en primavera
no huele a jazmín,
la muerte vaga por calles y plazas
con su hedor insoportable
ahogando almas inocentes y corazones
que sólo en paz quieren vivir.
15-4-2018