Acaricia mi alma, con tu mirar intenso.
Besa mis recuerdos, sobre todo en los que te encuentro.
Sosiega mi corazón salvaje con tu dulce voz amante.
Apacigua mi pasión desbordante con tu sola presencia.
Sacia mi sed de ti con tus dulces besos.
Ámame en el viento suave de la tarde, en su susurro, en su frescor intenso.
Arranca de cuajo la maldición que arrastro, esa que me envenena dentro y extingue el bien que siento.
Llévame en pos de ti cuando decidas irte. No me dejes en medio de la lluvia ácida de mis tormentos.
Déjame reposar, para siempre, en tu piel ardiente, pues nada, nada tiene sentido si tu amor, en mi no se vierte.