Dichoso aquel hombre que sujeta tu mano, que se enamora con tu sonrisa, privilegiado el que despierta a tu lado para ver el paisaje de tu ojos, Bienaventurado el que retoca la figura de tu cuerpo angelical, ha !! esta envidia divina de la luz del día que acaricia tu piel, de aquella brisa que te abriga, de esas noches de café, ese café que deleitan tus deliciosos labios...