Reina el silencio,
todo está en calma,
ya la urbe intensa,
de noche, calla,
tan recoleta,
y allá, en silencio,
solo, en su cama,
se agita, a vueltas,
y en llanto estalla,
luego el poeta;
quiebra el silencio,
le duele el alma,
y en su cabeza
motivos halla;
algo le inquieta:
La que, en silencio,
locamente ama,
con otro sueña,
¡suerte canalla!
gime el poeta.
Torna el silencio,
clarea el alba
y aún no despierta;
que ella le engaña,
sueña el poeta.
El sueño es necio,
donde los haya;
si se despierta,
cuánto se engaña
sabrá el poeta:
ni siente aprecio,
ni ella es su dama,
mas con pan sueña
quien hambre arrastra,
Pobre poeta!
Por él, desprecio
siente su amada,
sueña con ella,
le sale rana...
¡Fiesta completa!
© Xabier Abando 14/04/2018