Tu voz gira en mis oídos,
para mi es música hermosa;
en tu jardín como una rosa
atento escucho tus respiros.
Tu voz olea en mi playa
cual piedra en espiral.
Sangre retoza en mi corazón;
mi corazón siente tu vibrar.
De tus lágrimas hinchadas
en el petricor hay un trinar,
donde cayeron tus lágrimas
se forjó el más bello cristal.
¿Quién te dijo muchacha
que tú no puedes cantar?
¡En ti no hay palabra muda!
Entona, ten la bondad.