Buscaré una dósil barca
y me echaré a la mar
con un pan duro
y una botella de sal.
No es melancolía.
¡No!
¡Que va!
Esto es un dulce sorbo de equidad.
Buscaré el fuerte sol
y me pondré a broncear,
cual blanca concha, nada más,
será de mi blando seso la ebriedad
que dispare con gritos su puñal.
No es melancolía.
¡No!
¡Qué va!
Es rebeldía que me asfixia la bondad
Es un canto sobre el llanto,
una lágrima sobre una mueca,
una espada que dejó de luchar
y en todas esas cosas,
lo fatal.