Los muertos no tienen dios
quedan huérfanos de cariño y de calor
se difuman entre el odio y el amor
son la exhalación, son el adiós.
Allí estamos yendo todos
a expiar la culpa adánica
fuimos engendrados en pecado
por obra y gracia satánica
y hemos ido arrebolados desnudos
violentando la matriz
de vida que nos dio el Creador
Nada detiene al gran tentador
que arrebata el crisol de la verdad
Somos aliento de vida
polvo cósmico que vitupera
la simiente divina. Somos
arrastrados a la muerte
como corderos de matadero
allí termina nuestra suerte.