No es el dolor de mis secretos males
sino el cruel ejercicio de la guerra
lo que anega mi pecho en sus raudales
cuando avanza furioso por la tierra.
No es mi dolor lo que me duele a mares
sino el dolor del mundo que se aferra
como lapa de insidias y pesares
a la insensata humanidad que yerra.
Dolor sin nombre y sin remedio alguno
mientras haya barbarie y la violenta
imperdonable destrucción de todo.
Dolor por una paz que vive ausente,
impedida, con venda y sin seguro
que afirme su presencia de algún modo.
¡Con estrambote de dolor protesto
contra la infame estolidez del hombre!