F. M. Núñez

Contando Lágrimas

Lágrimas era lo que me había cansado de contar, me encantan los números pero en ocasiones así, me asustan. Cada día despertaba al igual que el resto de mi ciudad con la necesidad y el miedo de leer el periódico y ver si se seguía contando; si el número era diferente. Luego venía el nombre y por último, lo más importante ¿quién era?, ¿cuántos años tenía?
Veía a mi alrededor y aún no podía creerlo, era todo tan irreal que parecía real; y seguía contando lágrimas.
Una mano salía por debajo de la sábana y quedaba cerca de la vela; aquella imagen jamás saldrá de mi cabeza. Porque las lágrimas que seguía contando parecían una pileta llena de tristeza endulzada con el aire de la tragedia.
Aquella época se bañaba en el río de la desolación, yo me bañaba en él.
Empezó a reinar la angustia y la ropa nega; seguía contando las lágrimas.
Un día me digné a entrar en el laberinto de almas donde ahora está el mayor cementerio de sueños y gritos aplastados. Sigo contando las lágrimas.
Las manitos que vi bailando con el viento se perdían entre la brisa de lágrimas que seguía contando...
Lo que nunca pude contar fueron las horas que me ahorcaban y se burlaban cada vez que pedía que todo acabara. Mas cuando todo acabó seguía contando lágrimas. 2 años después sigo contando lágrimas. Mi recuerdo... sigue contando mis lágrimas.