Ayer me sumergí en las verdes lagunas de tus ojos
unos ojos profundos i abismales
cual jardines flotantes sobre el infinito,
y me sumí desnudo entre tus aguas.
Mujer intemporal, sobre tu piel
los años se deslizan sin huella
y cronos se detiene para admirar tu límpida belleza
mudo, ciego, absorto y encelado.
Ayer me reencontré con migo mismo
recuperé la vida en un suspiro
mientras mis labios rozaban tus mejillas
y el corazón se encogía como un niño enamorado.
Ayer hubiera sembrado tu cuerpo con mis besos
me hubiera enredado en tus senos
como una madreselva,
pero a penas supe tomarte de las manos
y perderme en el mar de tu mirada.
Ayer, será mi hoy y mi mañana
a la espera de un nuevo amanecer
que me devuelva el milagro de tu pelo
el fuego de tus ojos
y el aroma frutal de tu cuerpo tan próximo
y a la vez tan lejano como un sueño.