Hoy he ido de nuevo al campo
Allí estaba todo:
los caminos impracticables
anegados en charcos,
inmesa y crecida la rúcula,
la euphorbia más verde que nunca,
los pájaros cantando
y el cielo corriendo
y el río,
siempre tan indolente
(como mi vida),
bajaba hoy fiero,
rugiente,
llevándose todo a su paso,
todo cuanto podía.
Pero sé que el río
(como la vida),
igual que se lleva trae,
y va dejando en los remansos
cosas de más arriba.
Solo debo saber
esperar...